El joven héroe que marchó a la
guerra, para que el “Estado” mantuviera su estabilidad, para que los
empresarios pudieran comprar y vender, para que los políticos pudieran ejercer
el poder con garantías, ahora sufre el abandono de esa patria a la cual
defendió.
Por: Claudia Quintero
FIPU PRESS
Por: Claudia Quintero
FIPU PRESS
En
la época más dura del conflicto, -el segundo gobierno de Álvaro Uribe Vélez-
fue el momento en el cual Martínez se hizo “héroe”, así se les llama a los
soldados en Colombia, al final Colombia, le pagó muy mal, su servicio en una
guerra fratricida.
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Martínez prestando servicio con 18 años |
En
el año 2006 prestó servicio militar como soldado regular, en el batallón de
Pamplona. Las pocas oportunidades de educación o trabajo y la constante
propaganda, motivaron a Martínez a enlistarse.
La carne de cañón
Miles,
cientos de jóvenes pobres, negros, campesinos eran enviados al frente en el
combate. En el ejército Martínez combatió a la guerrilla como una máquina de
guerra, combatió a esa guerrilla que también estaba formada por jóvenes cómo
él.
Los
jóvenes eran la carne de cañón que “sostenía” la estabilidad del gobierno,
apenas con 18 años, ya su cotidianidad no eran libros o una “novia”, su
cotidianidad eran fusiles, balas, uniformes, hostigamientos, muerte y más
muerte.
La locura de la guerra
Su
adrenalina le ayudó a ganar espacios de protagonismo en su batallón, llegó a
guiar a otros soldados para evitar al “enemigo”, también su disciplina era
destacada, físicamente superior.
En
su casa había comida, gracias al sacrificio del soldado Martínez, que desde el
monte, brindaba el sustento necesario.
Los
constantes hostigamientos y enfrentamientos con la guerrilla, cumplieron una
labor en el cerebro de Martínez. La locura de la guerra se trasladó a sus
neuronas, nervios y células que coordinan sus pensamientos.
En
el año 2012, después de entregar un cuarto de su vida a “la patria” caía
enfermo de las patologías menos estudiadas y más discriminadas en Colombia.
Estaba enfermo de la mente.
La
depresión, el dolor, las bombas, las imágenes de la muerte de otros jóvenes que
él no consideraba “enemigos”, la muerte de compañeros, el mal trato de sus
superiores destrozaron la cordura del “héroe” que término siendo tan indefenso
como un niño.
Para
colmo de males fue equivocadamente diagnosticado con VIH por los médicos del
Ejército, este episodio también ayudó a desencadenar el dolor y la
desestabilización. Después con rectificar el diagnostico no se alivia nada. El
daño está hecho.
Martínez
enloqueció, y para el Ejército ya no era material disponible, ya el “héroe”
resultó siendo un objeto descartable.
La tristeza y la soledad
Martínez
no recuerda qué le sucedía, solo sabe lo que le cuentan: que usaba escobas y
recogedores como armas, que gritaba: -“ ¡Viene la guerrilla!”, se auto
lesionaba y agredía a sus familiares en un total delirio marcado notablemente
por lo vivido en el conflicto.
“Esquizofrenia
paranoide” es el diagnostico final, discapacidad mental superior al 80%,
incapaz de resistir la guerra, y al parecer incapaz de resistir la propia vida.
El
joven héroe que marchó a la guerra, para que el “Estado” mantuviera su
estabilidad, para que los empresarios pudieran comprar y vender, para que los
políticos pudieran ejercer el poder con garantías, ahora sufre el abandono de
esa patria a la cual defendió.
Sumido
en la pobreza, ayudado por los medicamentos – que la mayoría de tiempo lo
mantienen en un estado de apacibilidad aparente- sufre y espera una pensión que
no resulta ser un regalo, es un derecho adquirido al ir a la guerra.
Martínez
en sus pocos momentos de lucidez, ayuda a un familiar a hacer zapatos, escucha
música evangélica y el domingo va al culto.
- ¿Estás
solo?, eres guapo –le digo- sonríe y me dice:
- “La
mujer me dejó, no es fácil cuándo estoy enfermo, lidiarme” – continúa- no estoy
solo, estoy con Dios.
¿Qué
espera el Ejército Nacional de Colombia para pensionar al Soldado Raúl
Martínez, afectado notablemente por su servicio en la guerra, para pensionar y
retribuirle cómo un “héroe”?
Ante
la firma de la paz, el Presidente Juan Manuel Santos hizo un homenaje a los
soldados muertos en combate. Tenemos héroes “medio-vivos” a los cuales también
les podemos hacer un constante homenaje.
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