Se
hace un llamado a las autoridades locales, al Gobierno Nacional, así como a la
comunidad internacional para que les briden la protección necesaria a las
personas que día a día arriesgan sus vidas por la paz de Colombia.
¿Cuántos
muertos más tendremos que llorar? ¿Cuántos huérfanos más tendremos que consolar
en nuestra nación para que el Gobierno Nacional tome las medidas pertinentes en
cuento a la protección de las y los defensores de Derechos Humanos?
El
26 de diciembre fue amenazado, de forma feroz, Hector Marino Carabalí, quién es
coordinador de la Mesa de Victimas del departamento del Cauca, delegado al Comité
de Justicia Transicional de este departamento, y recientemente fue escogido por
su comunidad como representante legal del Consejo Comunitario Riotimba Mari
López. Es de anotar que el señor Carabalí recientemente viajó en representación
de las víctimas, a una gira por distintas universidades de Estados Unidos,
entre las cuales se destacan Culumbia y San Francisco. Los encuentros tenían como objetivo dar claridad a la comunidad
académica acerca del proceso de paz que se adelanta en la nación, y
específicamente el papel que juegan las víctimas, así como el componente de
justicia transicional.
Es
indignante que mientras los líderes sociales y defensores de Derechos Humanos
están arriesgando su integridad por sacar adelante este proceso, el Gobierno Nacional
no brinde las garantías suficientes para que desarrollen sus actividades
relacionadas con la Dignidad Humana, Pedagogía de Paz y la Construcción de Paz Territorial. Según el
diario El Espectador, tan solo en 2016, hasta el mes de noviembre, fueron
asesinados 70 defensores de Derechos Humanos. Los grupos neoparamilitares
amenazan y asesinan en los territorios, pero los encargados de la seguridad al
ciudadano no implementan los mecanismos de protección para salvaguardar la vida de los y las líderes
sociales.
Se
hace un llamado a las autoridades locales, al Gobierno Nacional, así como a la
comunidad internacional para que les briden la protección necesaria a las
personas que día a día arriesgan sus vidas por la paz de Colombia. La paz de la Nación va más allá del proceso de
La Habana. Es fundamental diseñar una estrategia conjunta para dar protección a
las y los defensores de Derechos Humanos. La paz de los territorios es la paz
de Colombia, y la paz de Colombia es la paz de América Latina, por lo tanto al
proteger a nuestros líderes sociales estaremos blindando la paz de la región.
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