“Lo
que hemos planteado, tanto el Gobierno como las FARC-EP, es que queremos
escuchar a los voceros del No y a los del Sí, pero requerimos propuestas
concretas y realistas, no imposibles. Pretender que una organización firme un
acuerdo para que su máxima dirección vaya a la cárcel es el despropósito más
grande: ninguna guerrilla del mundo lo haría”.
Por: Olga Lucía Criollo
El
País
‘Pablo
Catatumbo’, integrante del Secretariado de las Farc, dejó en claro que esa
organización no está dispuesta a renegociar la Jurisdicción Especial para la Paz
pactada con el Gobierno, pues “no hay un más avanzado experimento de
justicia restaurativa en el mundo”.
Tras
aceptar que en La Habana también se sintió el “cimbronazo” por el triunfo del
No, dice que “tantos meses sin guerra constituyen un activo tan grande para la
nación que “muchos compatriotas no estarán dispuestos a permitir un retorno a
la guerra”.
¿Cómo
vivió la delegación de las Farc en Cuba el carrusel de hechos que vivió
el país la semana pasada tras el triunfo del No en el plebiscito?
Yo
creo que para toda la ciudadanía colombiana el cimbronazo fue fuerte. Fueron
días increíblemente atípicos. Sucesos políticos novedosos se sucedían uno
detrás de otro. No le voy a ocultar que tal sucesión también fue sorpresiva
para todos y todas en las Farc. Pero nos repusimos rápido y nos enfocamos en
mantener la cabeza fría y tener muy claros los objetivos que nos hemos trazado.
Nunca hemos pensado que el camino a la paz fuera a ser fácil.
Está
claro que ni el Gobierno ni la oposición tenían un plan B por si ganaba el No.
¿Ustedes tampoco contemplaron esa posibilidad?
La
verdad, nos movíamos en un contexto tan positivo para la construcción de paz,
rodeados de toda la comunidad internacional, construyendo reconciliación de
cara a las víctimas, que nos parecía imposible que la ciudadanía contemplara la
opción de negarse a lo que ya estábamos construyendo. Sin querer desconocer que
el No ganó, aunque por exiguo margen, yo sí creo que los señores del Centro
Democrático le deben una explicación al país por los métodos fraudulentos que
utilizaron. Es muy grave lo dicho por su jefe de campaña, el señor Juan Carlos
Vélez, quien reconoció haber jugado sucio en la campaña por el No.
Hay
quienes dicen que hubo hechos de las Farc que podrían haber
inclinado la balanza en favor del Sí, como el acto de perdón en La Chinita,
pero que fueron tardíos. ¿Qué responsabilidad les cabe en la pérdida del
plebiscito?
Yo
pienso que uno no puede medir el perdón con un rasero electoral: los procesos
de reconciliación se dan en los tiempos en que se tienen que dar, no pueden ser
ni forzados ni mucho menos publicitarios. La realidad nos impone buscar
soluciones expeditas y no ponernos a hacer balances interminables y
recriminaciones mutuas. La paz está por encima de todo.
Pero
algunos analistas han dicho que el No fue un contundente rechazo a las Farc,
¿qué responde a ese planteamiento?
Ese
es un análisis muy simplista que no consulta la realidad. Con esa lógica, la
enorme votación del Sí sería entonces un respaldo a las Farc-EP. Así que
tendrían que decir con la misma contundencia que a la guerrilla la respaldan
más de seis millones de colombianos. Y ni lo uno ni lo otro es cierto.
La política es mucho más compleja y tiene muchas causas y contextos.
Los
colombianos quieren que el acuerdo se implemente lo más pronto posible y el
Gobierno también, pero la oposición parece no tener afán, ¿están dispuestos a
seguir sentados en la mesa indefinidamente?
Por
supuesto que no. Dilatar la implementación de los acuerdos es el peor daño que
se le puede hacer a Colombia hoy. El ritmo de avance de los diálogos este año
es algo nunca visto en el mundo, no se puede comparar con ningún proceso de paz
reciente. Dilapidar esta celeridad, el nivel de construcción de confianza
alcanzado y el consenso internacional existente, sería una estupidez política
enorme, solo explicable a partir de intereses mezquinos como los que enarbolan
algunos voceros del No.
¿Se
refiere a que se dice que lo que buscaría el Centro Democrático es
dilatar la situación hasta la campaña presidencial del 2018?
Lo
peor que podemos hacerle al debate en estos momentos es personalizarlo. El No
es heterogéneo y multicausal. Lo concreto es esto: la gente quiere paz ya. La
gente no quiere más incertidumbre. La implementación de lo acordado debe
empezar ya. Cada segundo perdido es una derrota para la paz.
Entre
las objeciones que el expresidente Uribe le he hecho al acuerdo está la
participación política de jefes de las Farc implicados en crímenes
atroces. ¿Estarían dispuestos a renunciar a esa posibilidad en aras de
que se concrete la paz?
No
se puede desconocer la lógica de negociación implícita en cualquier proceso de
paz que en este particular caso representan más de cuatro años de construcción
de consensos y, por tanto, no son realistas.
Lo
que hemos planteado, tanto el Gobierno como las Farc-EP, es que queremos
escuchar a los voceros del No y a los del Sí, pero requerimos propuestas
concretas y realistas, no imposibles. Pretender que una organización firme un
acuerdo para que su máxima dirección vaya a la cárcel es el despropósito más
grande: ninguna guerrilla del mundo lo haría.
Sin
embargo, el que no vayan a cárceles tradicionales fue uno de los
argumentos más reiterativos entre los partidarios del No y Uribe propuso que
sea en granjas agrícolas. ¿Lo considerarían?
La
Jurisdicción Especial para la Paz está sustentada en lo que en derecho se llama
justicia restaurativa. Según los expertos, no hay un más avanzado experimento
de justicia restaurativa en el mundo, que el que propone la Jurisdicción
Especial de Paz del Acuerdo Final. No lo decimos nosotros, lo dice la comunidad
internacional. Además, el modelo fue ampliamente consultado y compartido
con las organizaciones de víctimas, que le dieron amplio respaldo.
¿Pero
entonces qué sacrificios estarían dispuestos a hacer, dadas las circunstancias,
para lograr la paz?
La
Jurisdicción Especial para la Paz no es solo para juzgar a las Farc, es para
todos. Mire, si usted fue víctima de crímenes de guerra o delitos de lesa
humanidad por obra de un combatiente de las Farc-EP, de un agente del Estado,
financiador, o político instigador de grupos paramilitares, y lo demuestra en
el marco del Tribunal de Paz, esa persona deberá ser juzgada por ese tribunal y,
de salir culpable, deberá pagar una sanción reparadora en la comunidad
afectada, de una manera verificable y con veeduría internacional. Si no ofrece
verdad, esa persona puede ser condenada hasta 20 años de cárcel.
El
Fiscal General ha propuesto volver la mirada a la Ley de Justicia y Paz. ¿Qué
balance hace de ella con miras a la búsqueda de salidas?
Como
cosa curiosa, las primeras en oponerse a esa propuesta del Fiscal han sido las
víctimas del conflicto. Está probado que la Ley de Justicia y Paz es impunidad
pura y dura. Además, no esclareció nada, no aportó ni un granito de verdad a la
memoria histórica. Así que, proponerla hoy como salida en este momento, es una
gravísima equivocación que no ayuda a despejar el camino.
Las
víctimas han liderado el clamor por el mantenimiento de los acuerdos.
¿cómo asume esa posición?
Pues
con realismo, esa es la mejor demostración de que son unos acuerdos integrales,
incluyentes y beneficiosos. Si a una opción de fin del conflicto la defienden
los más afectados por ese mismo conflicto, es porque esa opción es éticamente
superior y permite una verdadera reconciliación.
Creemos
que las víctimas y restablecer la verdad plena son claves para el destino de
Colombia, pero no solo hoy, en esta particular coyuntura, sino en todo el
proceso de construcción de paz, en donde tendremos tanto que aprender todos de
ellas.
El
exprocurador Ordóñez dijo que el Presidente aceptó “purgar la ideología de
género” de los acuerdos, tema que llevó a que muchas iglesias cristianas votaran
por el No. ¿Cómo darle salida a este tema?
En
el Acuerdo, no hay tal ideología de género. Eso es una falacia. Enfoque de
género es simplemente reconocer que la implementación del Acuerdo requiere de
un acercamiento particular a los problemas de las mujeres colombianas, que han
sido especialmente excluidas y victimizadas en tantos años de conflicto. Y que
la población Lgbti debe ser tenida en cuenta y no discriminada. Eso ya está en
la Constitución.
El
que se oponga a eso no es solo intolerante sino que falta a los principios
cristianos que se basan en la ética del amor y la igualdad.
¿Qué
mensaje les envía a los jóvenes qué han marchado en todo el país pidiendo que
se respete el acuerdo con las Farc?
Déjeme
decirle que esas acciones nos animan mucho y nos demuestran que hemos
avanzado por el camino correcto. Es la demostración de los niveles de
conciencia y la capacidad de convocatoria de la población que ansía la paz. Es
un hecho político novedoso que marca el camino para la resolución de las
dificultades del momento.
El
mensaje para los estudiantes y los compatriotas que se movilizan es sencillo:
que continúen expresándose, que sumen voces y que multipliquen su convocatoria.
La patria se los agradecerá. Ellos están luchando por la vida y por su futuro.
¿Pero
no teme que esa euforia se apacigüe antes de lograr el objetivo?
Creo
que tantos meses sin guerra constituyen un activo tan grande para la nación,
que muchos compatriotas no estarán dispuestos a permitir un retorno a la
guerra. Colombia no se puede permitir tamaña irresponsabilidad ni tamaña
estupidez. La movilización masiva de los movimientos sociales y toda la
ciudadanía en las calles de Colombia son pruebas fehacientes de esto.
Cambiando
de tema, ¿tras el triunfo del No, en qué queda la segunda reunión que se pactó
con los familiares de los diputados del Valle y la organización del acto
público de perdón de las Farc en Cali?
Por
supuesto que el compromiso asumido con los familiares de los diputados sigue
vigente. De hecho, ya estamos adelantando los contactos con ellos, a través de
monseñor Monsalve (arzobispo de Cali), para concretar una segunda reunión”.
¿En
qué consiste el compromiso asumido en cuanto a los recursos para reparar las
víctimas, tema que también ha causado polémica?
La
reparación de las víctimas del conflicto es un compromiso de los acuerdos. Lo
que dice el comunicado de las Farc-EP también es claro: declararemos todos
nuestros recursos monetarios y no monetarios, y estos pasarán a disposición de
la reparación de las víctimas del conflicto y del proceso de reincorporación de
los guerrilleros a la vida civil.
Todo con la veeduría
de la Comisión de Implementación, Seguimiento y Verificación acordada. Será un
proceso de cara a la sociedad y que permite avanzar en la dignificación de
todas las personas afectadas por el conflicto. No sé qué reparos se le pueda
hacer a eso.
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