“El asesinato de la compañera Berta lo recibimos con mucho dolor”: José Onorio Cruz Corrales, periodista hondureño
A raíz del riesgo, ahora estoy solo con publicaciones en línea y en redes sociales, y también facilitando cierta información para el medio alternativo ‘Página Popular’. Estoy apoyando iniciativas de comunicación popular en zonas rurales del sur de Honduras.
Por: Claudia
Quintero
FIPU
PRESS
Honduras
es un hermoso país centroamericano –playa selva se conjugan en un país diverso–,
pero que tristemente ha sido golpeado por la violencia, en especial la
violencia estatal y multinacional.
José
Onorio es un periodista hondureño que ha sufrido en carne propia todo tipo de
persecuciones por su labor y denuncia. Ha estado a punto de exiliarse, pero ha
seguido resistiendo el riesgo, y sigue informando desde su tierra, enfrentando
el dolor, como el que le produjo la pérdida física de la activista Berta
Cáceres.
Claudia Quintero: Onorio
ha recibido amenazas y seguimientos por su labor como periodista, en ese
contexto, ¿cómo se vive siendo periodista en Honduras?
José
Onorio Cruz Corrales: Cuesta mucho, hay que sacrificar todo. No podes abrir la
boca para decir la verdad; para quienes tienen el poder (formal), decir la
verdad es una piedra en el zapato que no resisten tenerla, te volvés como un estorbo para ellos, el cual hay que quitar a costa de lo
que sea. No hay respeto, no hay tolerancia; lo que sí hay es ansias de poder,
enriquecerse de lo que no es de ellos y ellas. Dentro del mismo gremio
periodístico te señalan, te tratan como tonto como el que no le entiende al trámite. Es vergonzoso porque muchos
colegas prefieren sus comodidades materiales que la permanencia de la verdad,
los Derechos Humanos y la vida con dignidad.
C.Q.: ¿En qué programas o espacios
periodísticos participa activamente Onorio en Honduras?
J.C.:
A raíz del riesgo, ahora estoy solo con publicaciones en línea y en redes
sociales, y también facilitando cierta información para el medio alternativo ‘Página
Popular’. Estoy apoyando iniciativas de comunicación popular en zonas rurales
del sur de Honduras: redes de comunicadores y comunicadoras populares, revistas
y periódicos populares y la capacitación de temas comunicación para el cambio
social.
C.Q.: ¿De quién
recibes apoyo para hacer prensa alternativa en Honduras?
J.C.:
Por acá tomar una posición de comunicación por la vida y la paz, significa no
facturar ingresos al mes; la gran empresa no publicita en los espacios nuestros,
porque como investigamos y no nos dejamos manipular para que tengan pauta con
nosotros. Por otro lado no aceptamos pautas del Gobierno porque ya sabemos que
aceptar dinero de la hacienda pública y no decir la verdad nos convierte en
cómplices de la corrupción.
En
años anteriores tuve mi espacio de análisis de la realidad: ‘El Observador y
Fuera del Camino’, por diferentes radios comunitarias y medios de televisión
regional. También tuve por mucho tiempo mi programa por ‘La radio popular’; estuve
escribiendo para un periódico de la Compañía de Jesús, de los Sacerdotes
Jesuitas, ‘A mecate corto’, y fui corresponsal de la ‘Radio Progreso’ de
Honduras.
C.Q.: Onorio, Honduras vive un enorme ciclo de violencia desde
diferentes actores. Desde las pandillas o grupos denominados “maras”, ¿es
viable una posible salida negociada a éste fenómeno como se había propuesto en
años anteriores?
J.C.:
Aquí tenemos problemas de maras y pandillas no en un nivel muy alto como lo
tienen en el hermano país de El Salvador; es más por zonas, ejemplo Tegucigalpa
y San Pedro Sula. Sí tenemos problemas serios de violencia, inseguridad, desempleo,
corrupción, en todo ello se involucra el narcotráfico.
Yo
veo viable cualquier iniciativa que conduzca a la paz y a humanizar nuestra
sociedad, plagada de corrupción en todos los niveles.
C.Q.: ¿Cómo recibe la
ciudadanía el trabajo de monseñor Rómulo
Emiliani como mediador de conflicto con pandillas en Honduras?
J.C.:
El Obispo Auxiliar de San Pedro Sula, Monseñor Rómulo Emiliani, tiene un
trabajo creíble e increíble en este asunto, es un gran hombre humanista, y
comprometido porque acabe de raíz esta problemática, expresión de desigualdades
sociales.
La
ciudadanía valora bien lo que Monseñor hace por mediar en esta problemática;
ojalá y un día vivamos sin maras y pandillas y seamos un solo pueblo que lucha
por la convivencia social y la paz.
C.Q.: ¿Como
periodista, cómo recibiste la noticia sobre el asesinato de Berta Cáceres?
¿Cómo informaste esta tragedia anunciada por constantes amenazas contra la
activista?
J.C.:
El asesinato de la compañera Berta lo recibimos con mucho dolor, y te diré no
solamente la población sensible, de todos los niveles y estratos se recibieron comentarios
de pesar, porque aunque muchos sectores de la hondureñidad no compartían en vida la lucha de la compañera,
admiraban su coraje y amor a la tierra en la defensa del territorio y de los
bienes comunes.
El
día de su asesinato me encontraba en una zona rural. Al momento en que se hizo pública
la noticia la gente de las comunidades decía
“mataron a una ambientalista de Intibucá”. No me quedó otra que generar un espacio de reflexión sobre
el hecho lamentable, que desnudó una vez más las alianzas público-privadas, es
decir las alianzas de venta del territorio y sus recursos naturales, haciendo uso
del aparato de Gobierno y sus instituciones, incluidas las Fuerzas Armadas y
policiales.
C.Q.: ¿Qué
representaba o representa Bertha Cáceres en Honduras? ¿La ciudadanía tiene
consideración del trabajo y sacrificio de la activista?
J.C.: Berta
representa y representará el amor a la Madre Tierra, el amor a la vida, a la
patria, a la humanidad a través de la lucha indígena organizada y consciente.
Lastimosamente
en su mayoría, la mayor parte de la ciudadanía, hasta ahora después de su
muerte, no valora su lucha y sacrificio.
C.Q.: Desde tu
trabajo en los medios comunitarios y populares, ¿cómo consideras que se
construye la paz para un país con tanta violencia?
J.C.:
Es una pregunta bastante amplia. Creo que debemos de trabajar en potenciar o
iniciarnos en solidaridad, en amor al prójimo, no como un discurso sino como
práctica. Debemos de seguir la lucha de educación en derechos, debemos de
seguir organizándonos mejor, debemos de ser mucho más creativos en la exigencia
de nuestros derechos, debemos fortalecernos a través de intercambio de
experiencias, de luchar por otra economía, no la de consumo; debemos de volver
nuestra mirada a la casa de todos: el planeta; debemos recuperar la confianza
entre todos, de amar y apoyar a los debilitados, debemos construir relaciones
justas.
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