Yo estoy feliz porque es más probable que miles de niños que hoy juegan en el Chocó o Guaviare, invisibles para las ciudades, no van a ser necesitados para la guerra de actores armados.
Por:
Alejandro Toro
FIPU
PRESS
"Las ciudades se construyen a partir de
los miedos o las esperanzas".
Ciudades Invisibles de
Italo Calvino
Finalizar
el conflicto armado no acaba el conflicto social; solo que un grupo que
defiende sus ideales con las armas, ya lo hace por la vía política, eso no
reduce la discusión, reduce las acciones armadas que son las que traen los
muertos, los desplazamientos y el escalamiento de la guerra.
Lo
cierto es que las Farc dejan las armas (que decían muchos que no iba a suceder)
y que de su parte no habrá más muertes, secuestros o acciones de guerra.
Yo
estoy feliz porque es más probable que miles de niños que hoy juegan en el
Chocó o Guaviare, invisibles para las ciudades, no van a ser necesitados para
la guerra de actores armados.
Lo
de ayer no hace la paz, pero por algún punto debíamos comenzar y el primero era
acabar el conflicto armado. Ahora viene lo más difícil, implementar acuerdos,
la reconciliación, acabar el conflicto social y generar garantías de no
repetición.
Respeto
profundamente la percepción de todos, pero por mi parte soy positivo por lo que
desencadena este discurso de la esperanza, pues ya le apostamos a la guerra y
no podrán decir que no se le dio la oportunidad:
-
300 billones en diez años para el ministerio de defensa, lo que recibió el
ministerio de agricultura en 80 años.
-
7 millones de víctimas
-
220 mil muertos
-
80 mil desaparecidos
-
8 años en el poder de un gobierno que dijo que necesitaba dos años para acabar
la guerra.
Ya
le dimos la oportunidad a los que gritaron, que empuñaran los fusiles y
terminamos con muchos pobres muertos mientras los mismos seguían vociferando
odio muy vivos.
Ayer,
a las tres de la mañana, soldados campesinos, negros, indígenas, llevados por
el servicio militar obligatorio a pelear una guerra que comenzó en época de sus
bisabuelos y que ellos no entendían, desarmaban las trincheras después de 20
años en el casco urbano de Ituango. Yo prefiero ver esto a 20 años más de
guerra, porque se diluye el discurso del miedo y le creo al de la esperanza.
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